LA ESPAÑA DE HAZTE OÍR

¿Cómo sería una España de Hazte Oír, la asociación ultraderechista y ultracatólica que no cesa de organizar campañas contra el aborto, la eutanasia, los avances del feminismo y los derechos de las personas LGTBI? La España que anhela Hazte Oír es la España del general Franco y los obispos que bendijeron su golpe de estado, denominándolo Cruzada. Una España con censura, represión y violencia institucional. Una España donde ser gay se consideraba un delito y en la que las mujeres pobres abortaban clandestinamente. Una España como la que recreó Luis Martín Santos en Tiempo de silencio, donde la interrupción de un embarazo podía significar morir desangrada en un chabola. Una España donde las personas que amaban a otra persona de su sexo podían acabar entre rejas o en un manicomio, soportando tratamientos inhumanos, como el electrochoque o comas inducidos con insulina.


Una España donde aún se utilizaba el garrote vil y se robaba recién nacidos a jóvenes de familias sin recursos para entregarlos a matrimonios pudientes. Hazte Oír se define como una organización provida, pero es una expresión engañosa. La oposición al aborto y la eutanasia no nace de la exaltación de la vida, sino del deseo de controlar los momentos cruciales de la existencia. El rasgo inequívoco del totalitarismo es la biopolítica. Es decir, la apropiación por parte del Estado de nuestra dimensión corporal. El totalitarismo alcanza su objetivo cuando logra determinar cuándo se irrumpe en la vida y cuándo se sale de ella. Bajo su dominio, el ser humano pierde la autonomía, la libertad y la dignidad. La Alemania nazi prohibió el aborto y restauró la pena de muerte casi al mismo tiempo, lo cual no le impidió poner en marcha el programa T4, mal llamado eutanasia por compasión, que consistió en asesinar a 400.000 niños y adultos con discapacidad intelectual o física. La eutanasia es un derecho que en España entró en vigor hace muy poco tiempo. Es falso que su intención sea eliminar a los ancianos con graves enfermedades para eximir a las familias de cuidarlos. La eutanasia es una opción libre y voluntaria que garantiza una muerte digna cuando se sufre una patología incurable y con una gran carga de sufrimiento. La iglesia católica se ha opuesto a este derecho, argumentando que experimentar dolor (“Bendito sea el dolor. Amado sea el dolor. Santificado sea el dolor… ¡Glorificado sea el dolor!”, escribe Escrivá de Balaguer) nos hace participar del martirio de Jesús en la cruz y, por tanto, nos dignifica y nos aproxima a Dios. El movimiento provida está muy cerca de la mística de la muerte del fascismo. No se opone a la guerra ni a la pena de muerte, pero pretende privar a las mujeres de sus derechos y condenar a los enfermos terminales a soportar una agonía penosa. Afortunadamente, España ha dejado muy claro el 23-J que no quiere esa España. Nuestro país ha dicho no al fascismo del siglo XXI y ese gesto ha llenado de esperanza a los que aún creen en un mundo plural, solidario, multicultural, feminista y ecologista. Hazte Oír no es el futuro, sino un pasado abocado a desaparecer por el desagüe de la historia. Rafael Narbona

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