EL CROMOSOMA H , SU AUSÉNCIA EXPLICA LA CORRUPCIÓN EN EL REINO DE ESPAÑA?

 

La comunidad científica española se vio sacudida por un descubrimiento insólito: la casi general ausencia del cromosoma H en el genoma de la población española. Este cromosoma, según los genetistas, era responsable de la regulación de la honestidad y la ética colectiva, actuando como un freno natural a los impulsos de corrupción y abuso de poder.

 

La noticia se filtró tras un estudio masivo del ADN de funcionarios públicos y representantes políticos, en el que se buscaba una explicación biológica a la persistencia de escándalos de corrupción que, década tras década, salpicaban a todas las instituciones del país. Los resultados fueron concluyentes: mientras que en otros países europeos el cromosoma H estaba presente —aunque en diferentes proporciones—, en España simplemente no existía.

 

Los expertos explicaron que la ausencia del cromosoma H no significaba que todos los españoles fueran corruptos, sino que, a nivel genético, faltaba un mecanismo de inhibición que facilitaba la aparición de comportamientos poco éticos cuando el contexto social y político lo permitía. Así, la corrupción no era solo un fenómeno cultural o estructural, sino que tenía una raíz biológica inesperada.

 

La justificación de esta teoría se apoyaba en la observación de que, a pesar de los avances legales, tecnológicos y sociales —como los sistemas de identificación genética y los controles de transparencia—, los casos de corrupción seguían aflorando con una frecuencia preocupante. Los científicos compararon la situación con la pérdida del cromosoma Y en los hombres, que se asocia a ciertas patologías y a una menor esperanza de vida, aunque no se puede afirmar que sea la causa directa de todos los males. Del mismo modo, la ausencia del cromosoma H no era una condena inevitable, pero sí una predisposición genética que, sumada a factores sociales, creaba el caldo de cultivo perfecto para la corrupción.

 

El relato se convirtió en un fenómeno mediático y social. Algunos lo tomaron como una broma genética para explicar lo inexplicable; otros, como una llamada de atención para repensar el modelo educativo, institucional y cultural del país. Lo cierto es que, real o ficticio, el mito del cromosoma H sirvió para abrir un debate sobre la responsabilidad individual y colectiva, y sobre la necesidad de fortalecer los mecanismos sociales y legales que compensen las posibles carencias biológicas o culturales.

 



Así, la ausencia del cromosoma H quedó como una explicación simbólica —y un tanto irónica— de por qué la corrupción parecía tan difícil de erradicar en España: una mezcla de genética, historia y circunstancias, en la que el destino, la ciencia y la voluntad de cambio todavía tenían mucho que decir.

Comentaris