La Santa Compaña
acabó con el Reino de la Corrupción , se proclamó formalmente la III República.
La ley dictada por la Santa Compaña, fue clara: todo lo que
había sido prohibido por el viejo sistema sería permitido y regulado. El
tráfico y el consumo de drogas, la prostitución y otros vicios antes
perseguidos se convirtieron en derechos inalienables bajo el nuevo orden.
Se establecía con claridad que cualquier
intento de boicotear el sistema político establecido por la Santa Compaña se
castigaba con la muerte.
El miedo y la
esperanza se mezclaban en el aire, mientras el pueblo intentaba adaptarse a una
realidad donde lo prohibido era ley y lo sagrado, motivo de terror.
La Santa Compaña, omnipresente, gobernaba asegurándose de
que su voluntad se cumpliera sin oposición.
El Reino de la
Corrupción había caído, nadie pero, sabía si el nuevo régimen traería la redención
o una nueva y aún más perversa forma de
oscuridad.
Muchas personas tenian la sensación de vivir en el IV Reich

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